La Coach neurolinguístico y autora del
libro "Sanar es una Elección" Glenda Travieso, habla sobre las claves para
superar la depresión migratoria. Está convencida de que todos podemos alcanzar
la felicidad tomando las decisiones correctas.
Estas son sus recomendaciones.
En tiempos recientes,
emigrar se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. Bien sea que las
personas se vean empujadas a hacerlo debido a
la crisis económico-política que vive en sus países o por la motivación a explorar nuevas culturas y costumbres. Lo cierto es que es un proceso emocionalmente complejo pues conlleva desprenderse de afectos y cosas, aunado a la incertidumbre de no saber “con qué nos vamos a encontrar en el país destino”, pues por muchas veces que se haya visitado dicho país en calidad de turista y se sienta uno familiarizado con el mismo, son dos perspectivas diametralmente opuestas.
la crisis económico-política que vive en sus países o por la motivación a explorar nuevas culturas y costumbres. Lo cierto es que es un proceso emocionalmente complejo pues conlleva desprenderse de afectos y cosas, aunado a la incertidumbre de no saber “con qué nos vamos a encontrar en el país destino”, pues por muchas veces que se haya visitado dicho país en calidad de turista y se sienta uno familiarizado con el mismo, son dos perspectivas diametralmente opuestas.
En lo particular, durante
estos últimos cinco años, he experimentado dos procesos migratorios desde que
salí de Venezuela, mi país natal, en el año 2011, ambos bajo diferentes
condiciones. Sin embargo, en cada uno de ellos, tanto mi esposo como yo hemos
puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación al tener que aceptar y aprender
costumbres, comidas, modismos, etc., aceptando y aplicando lo que reza el
dicho: “Al país que fueres, haz lo que vieres”.
Tal como lo describe el Dr.
Czechowicz, psiquiatra y emigrante, en su libro Inteligencia Migratoria,
emigrar requiere tener todo un conjunto de habilidades y destrezas emocionales,
psicológicas y sociales que nos faciliten la adaptación y la inserción exitosa
a una nueva realidad social y cultural en un país diferente. Que no se trata de
agarrar nuestras maletitas y decir “me voy porque estoy harto de este país”,
sino de evaluar si estamos preparados, sobre todo emocionalmente, para
enfrentar un reto de tal magnitud.
No todo ha sido perfecto.
Sin embargo, lo importante aquí no es negarnos a sentir la emoción, o fingir
que todo marcha sobre ruedas aunque estemos sintiendo que el mundo se nos viene
abajo. Sino detenernos a pensar qué está tratando de decirnos sobre nosotros
eso que estamos sintiendo. Se trata de no permitir que nuestros pensamientos sean
secuestrados por las preocupaciones, impidiéndonos pensar y actuar en
consecuencia, sino al contrario, extraer de la circunstancia el máximo
aprendizaje para invertirlo en la construcción de un futuro.
He aquí algunos tips que
quiero compartirles:
1.- Ser flexible
Estar dispuestos a
deshacernos de viejos paradigmas, o de algunas creencias, que seguramente en
esta nueva etapa de nuestras vidas, ya no serán de utilidad. Como aquella de
pensar que ya sabemos todo y que por ende ya no hay mucho más que aprender, o
la de sentirnos internamente superiores. Creer que las cosas no cambian,
resistirnos a incorporar nuevos hábitos o costumbres, o sacar conclusiones
precipitadas sobre aquellos quienes nos rodean sin darnos el permiso tan
siquiera de conocerlos. No aferrarnos a nuestras creencias disminuye la
posibilidad de un conflicto emocional interno y nos ayuda a armonizarnos con el
entorno.
2.- Vivir añorando lo que se
dejó
No se trata de distanciarse
de su gente o de olvidar sus costumbres. Se trata de estar cien por ciento
presente en su nueva vida, en este reto que decidió emprender, y cuyo resultado
dependerá de su capacidad para ejecutarlo y comprometerse con el mismo.
Compromiso que en ocasiones se ve mermado por la nostalgia que nos genera lo
que se dejó en el país de origen. Esta ambivalencia de estar físicamente en un
país pero mentalmente en otro es un caldo de cultivo para que se desate una
depresión. Por eso el emigrar debe ser una decisión tomada de manera
consciente, teniendo en cuenta los pros y los contras para que el impacto
emocional sea menor.
3.- Prepararse para
enfrentar los cambios
En el país de destino usted
probablemente ya no tendrá el reconocimiento profesional al que solía estar
acostumbrado, por lo tanto, quizás necesite aprender un nuevo oficio, o darle
un giro a su carrera. Sin embargo, no se martirice pensando en lo que perdió,
al contrario, aproveche esta oportunidad que la vida le está brindando, ya sea
que haya sido una decisión tomada por voluntad propia o porque las
circunstancias así lo obligaron, de acudir a su banco de habilidades y
destrezas, algunas quizás olvidadas, por haber pasado mucho tiempo en su zona
de confort.
4.- Tener un propósito
Si tiene que hacer algo que
no le guste o le apasione, véalo como una vía para lograr su propósito, pero no
lo pierda de vista. Recuerde que nada es permanente y usted tiene la habilidad
de elegir qué actitud tomar. Véalo como un periodo de transición que solo usted
decidirá cuánto durará dependiendo del tiempo que dedique a convertir su sueño
en realidad.
5.- Mantenerse
activo
Mientras se está en la
búsqueda de trabajo es probable que se tenga un exceso de tiempo de libre al
cual no se está acostumbrado. Conviene aprender a llenar este espacio de forma
constructiva y creativa. Aislarse o volverse sedentario puede atentar contra su
salud, no solo física, sino también mental. Una persona que está sedentaria,
que no busca hacer algo útil con su tiempo libre, pronto comenzará a llenarse
de dudas y cuestionamientos hacia las personas, el sistema, e incluso hacia
ella misma. Mantenga su mente activa generando ideas, quizás sobre un nuevo
proyecto o adquiriendo nuevos conocimientos. Esto es clave para prevenir
cuadros de ansiedad, irritabilidad y depresión.
6.- Ninguna decisión está
escrita sobre piedra…
Algo que aprendí
recientemente. Es decir, que aunque usted lleve un plan, ese plan puede
cambiar si usted en el camino se da cuenta de que no funciona. No asuma este
cambio de rumbo como un fracaso, “simplemente faltaba la información que solo
le podía brindar la experiencia”, como dice Czechowicz.
7.- Conviértase en un
inmigrante activo
Así denomina el Dr.
Czechowicz a alguien que “intenta participar activamente buscando información
para transformarla en acción, o tratando de integrarse a su nueva comunidad a
pesar de los obstáculos que surjan”. No se refugie en la queja, enfóquese más
bien en las muchas cosas positivas que tiene a su alrededor. Procure entender
la cultura del nuevo país, sus normas sociales, sus leyes y las obligaciones
que le corresponden.
8.- Acepte que la
incertidumbre es parte de la vida
Por lo tanto, es imposible
anticiparse a todos los escenarios. Trate de mantenerse aferrado al momento
presente, por más que su mente lo quiera llevar al futuro para verlo con
preocupación y ansiedad. Tenga presente que muchas de las cosas que hoy le
inquietan y sus posibles respuestas, pueden cambiar en el futuro pues nada está
escrito. El futuro lo construye usted día a día a través de sus acciones y
elecciones de vida. Ocúpese por dar un paso a la vez en el aquí y el ahora.
No cabe duda de que emigrar
significa un gran reto, pero también una aventura excitante donde hay mucho por
aprender, conocer y experimentar. También involucra costos, no solo económicos,
sino también emocionales y en algunos casos psicológicos, que aunque mucho de
ellos no se pueden predecir, el saber que pueden existir nos hace estar mejor
preparados para cuando se presenten.
En todo caso, no debemos
asumir el proceso como un sacrificio, pues esto le da una connotación de
pérdida en lugar de verlo como una decisión, como lo señala Czechowicz.
Decisión que debería estar soportada en un análisis sincero de sus fortalezas,
destrezas, capacidad de adaptación y flexibilidad ante la adversidad.
Por último, recuerde que
siempre es válido cambiar de decisión, incluyendo regresar a su país de origen.
Sintiéndose orgulloso de todo el aprendizaje adquirido, con la seguridad de que
se ha transformado en un ser más completo, más humilde, y con una percepción
del mundo más amplia que le permitirá emprender una nueva vida.